Translate

viernes, 19 de junio de 2015

Bases Alemanas, la "Guerra en el Polo Sur" y las Malvinas

"La flota alemana de submarinos está orgullosa de haber construido para el Führer, en otra parte del mundo, un Shangri-La, una fortaleza inexpugnable".

 

La frase que correspondió al Almirante Dönitz, sirvió para darle impulso a una gran historia, que llega hasta nuestros días. La construcción de tres super fortalerzas. Varios escritores se refirieron al hecho y llegaron a especulaciones tan atrevidas, como la relación de los nazis con fuerzas no humanas. Posteriormente, terminada la Guerra,  los Norteamericanos llegaron al Polo Sur con una poderío naval sin precedentes, para una supuesta actividad científica. Operación a cargo del Almirante Richad Byrd. El nombre fue La Operación Highjump. 




¿Buscaban las Bases Alemanas? ¿Para qué todo un ejercito? La operación  debía durar meses y solo se extendió por una semanas. Mucha información ha sido clasificada, que es una forma de ocultar la verdad. Perdieron más de 1500 hombres, aeronaves y parte de su tecnología ¿Quienes los atacaron? ¿Acaso estaban aún los alemanes en sus bases secretas? ¿O fue otra tecnología? 

En esa Operación sin extraordinaria tres fuerzas rodearon a la Antártida. En el regreso, un periodista del Diario el Mercurio, de Chile le hace una supuesta entrevista a Byrd. Posteriormente dirá a sus superiores "Que los Estados Unidos deberá estar preparado para combatir con naves que pueden viajar de un Polo al otro en segundos. Escribirá su famoso Diario. En él cuenta su vuelo (durante esa Operación) y las extrañas tierras y personajes que encuentra. Todo eso será negado. Los muertos atribuidos a accidentes. El gobierno federal declaraba una y otra vez, a la suspicaz opinión pública norteamericana, que en la Antartica solo vivian pingüinos y que las bajas de personal militar se debian a desafortunados accidentes.
 

Tiempo después, a los personajes responsables de esta operación, se les pierde el rastro, como a James Forrestal Secretario de defensa, al año siguiente (1948) es internado en un hospital, donde bajo extrañas circunstancias cae de un decimo piso, del que se presume un suicidio

Luego vendrá la Operación Tabarín. Los Ingleses querrán hacerse de las Islas del Sur y claro de gran parte del Polo. 


Se hablará de tres explosiones nucleares sobre las Bases Alemanas en el Polo.

Primero de febrero de 1952: militares argentinos del Destacamento Naval Esperanza, en la Antártida, evitan mediante fuego de ametralladora, el desembarco de una fuerza británica que, a bordo del buque John Biscoe y desoyendo sus advertencias, buscaba reconstruir una base destruida por un incendio en 1948. El 15 de febrero de 1953, infantes de marina británicos armados con ametralladoras, rifles y gas lacrimógeno desembarcan en la Isla Decepción, destruyen instalaciones chilenas y el refugio argentino “Teniente Cándido de Lasala” expulsando a sus ocupantes. Estos hechos, silenciados en su momento por las cancillerías –lo que llevó a los historiadores antárticos a referirse a ellos como a “la guerra silenciosa de la Antártida”– fueron picos de la tensión entre fuerzas británicas, argentinas y chilenas registrada en el continente blanco entre 1939 y 1958.

Google Earth "cierra" la Visión del Polo Sur desde los 80 grados, pero nuestro Ejercito llegará a los 90 grados, en el año 2000 usando GPS. Lo que demuestra que hay suficiente satélites sobre el Polo como para ver cada piedra.

¿Qué nos ocultan? ¿Que ocurre allá en el lejano sur? Quizás solo sea estrategia militar, dominación en los puntos estratégicos del planeta o quizas otra cosa. 


Las extrañas declaraciones de Ronald Regan

Muchos conocemos las declaraciones del entonces presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, cuando el 21 de Diciembre de 1987, ante la Organización Mundial de las Naciones Unidas, durante la 42 asamblea expuso el tema de la fuerza (o grupo) extraterrestre que habitaría entre nosotros; en donde expone la amenaza que representaría esto para la humanidad  Pero esta no sería la única ocasión en que se referiría al tema de forma tan explícita; ya que en cuatro ocasiones así lo hizo.


















El 4 de Diciembre de 1985, el presidente Reagan expuso ante estudiantes del Colegio de Fallston lo que había conversado con Mijaíl Sergéyevich Gorbachov, entonces presidente de la Unión Soviética, referente a una amenaza extraterrestre 

Aquí la traducción:

“En mi último encuentro con Gorbachov, en un momento de nuestra charla privada le dije: Piense en lo fácil que serían nuestras tareas incluso las reuniones que sostenemos, si de repente existiera una amenaza contra este mundo proveniente de otras especies, de otro planeta, de fuera en el universo. Olvidaríamos por completo todas las diferencias que existen entre nuestros países, y sabríamos de una vez por todas lo que en realidad somos: Seres humanos, todos juntos en esta Tierra.
Y termina diciendo: “Pues bien, supongo que no debemos esperar a que venga una raza alienígena a amenazarnos, pues creo que entre nosotros podemos lograr la realización.”

Hoy el planeta nos encuentra en una encrucijada: Somos muchos, los recursos se acaban y no es posible darle todo a todos. ¿Qué hacer? Cuando no hay respuestas que puedan ser adoptadas sin más, muchos se vuelven a creencias,  religiones, en la esperanza que algo (no nosotros) nos salve de la hecatombe. No creo que haya fuerzas o seres NO humanos aquí. Estamos lejos, muy lejos de cualquier civilización. (Acaso esa Ley Universal -la velocidad de la luz- sea la forma para proteger a cada mundo habitado) Entonces la única forma de salvarnos o morir está solo en nuestras temibles manos.

A lo largo del trabajo sobre la Antártida, las bases alemanas, la supuesta guerra, las posteriores acciones militares y la falta de respuestas para diversos interrogantes , he tratado de unir puentes, de encontrar hilos que unan la historia y nos acerquen más a la verdad.
¿Servirá de algo o solo será un simple entretenimiento? No lo se. Pienso que los Gobiernos nos ocultan mucha información y tratan por todos los medios de confundirnos y aplacar nustra sed de conocimientos. Las masas sub educadas son sencillas de manejar.
¿Que pasará con nuestro mundo? No lo sabemos. Acaso nos quede solo la libertad de nuestra mente y tal vez un día las ovejas despierten del letargo y se conviertan en lobos. Entonces la mentira se habrá acabado
Como dijo Orwels "Cuando en una sociedad predomina la mentira, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario"

Temas                      

10) Tensión en la Antártida 1952 


Para leer gratuitamente en línea  LEER 



Una historia de amor, pasión e intrigas, para  escapar, a través  del tiempo de los poderes de turno, que buscan  una extraordinaria tecnología alemana  de la Segunda Guerra, que aún hoy, podría salvar la vida de millones de seres.
Un éxito increíble ¡más de 16000 lecturas en línea!
Una historia de amor, pasión e intrigas, para  escapar, a través  del tiempo de los poderes de turno, que buscan  una extraordinaria tecnología alemana  de la Segunda Guerra, que aún hoy, podría salvar la vida de millones de seres.
Un éxito increíble ¡más de 16000 lecturas en línea!



                              






















miércoles, 10 de junio de 2015

Submarine Arts Segunda Parte


 Los U Boats en la imaginación.....aún soñamos con elos, con sus acciones, sus Comandantes, tan jóvenes y muchos de elllos luciendo las medallas por sus heroicas acciones. Esas extraordinarias máquinas, esos hombres dispuestos a todo. A quedar para siempre en la noche eterna del abismo.
Quienes plasmaron en el sueño de un papel, las imágenes que aún hoy queremos ver, hechas por excelentes dibuijantes, disfrutémoslas.





 Una buena vista de la " mesa giratoria " en el astillero de Lorient que permitió a los barcos para ser puesto en una selección de bunkers , listo para el trabajo a realizar en ellos.

sábado, 6 de junio de 2015

Submarine Arts Primera parte

Los U Boats en la imaginación.....aún soñamos con elos, con sus acciones, sus Comandantes, tan jóvenes y muchos de elllos luciendo las medallas por sus heroicas acciones. Esas extraordinarias máquinas, esos hombres dispuestos a todo. A quedar para siempre en la noche eterna del abismo.
Quienes plasmaron en el sueño de un papel, las imágenes que aún hoy queremos ver, hechas por excelentes dibuijantes, disfrutémoslas.


 
 
El Admiral Hipper en Kiel invierno de 1943 U Boats Tipo VII 

jueves, 4 de junio de 2015

La Primera "Guerra Submarina"





Allá por 1499 los turcos habían sitiado a Venecia, Leonardo trabajó como arquitecto e ingeniero militar para los venecianos que querían construir protecciones en su ciudad. Por este motivo, elaboró sistemas para defender la ciudad de un posible ataque naval de los turcos y, entre sus propuestas, destaca la invención de un tipo de escafandra submarina con un casco rudimentario. Los turcos no atacaron y el invento nunca fue utilizado.

Inventa unos caparazones para nadar, destinados a permitir el ataque “bajo el agua”, una especie de “submarinos individuales”, con cierre hermético, un tubo de cuero que se obtura mediante una tapa, chalecos de salvamento y petos blindados a base de malla de hierro para afrontar la lucha cuerpo a cuerpo bajo el agua, daga en mano. A lo largo de esas semanas, Leonardo despliega una actividad inventora fabril, pero no olvida extremar las medidas de prudencia: “No enseñes esto a nadie, y toda gloria será para ti. Contrata única y exclusivamente a un modesto ayudante y haz que cosan este chaleco en tu propia casa”. No es de extrañar que la mayoría de los inventos no pasasen del papel. No obstante, Leonardo hilvana una idea tras otra. Por ejemplo: calcula el tiempo necesario para aniquilar la flota turca y a renglón seguido, en sus notas, plantea un ultimátum “Si no os rendís dentro de cuatro horas, os enviaremos al fondo del mar”. Y luego exclama, regocijado: “¡Devastaré el puerto!” Y calcula que debe tocarle la mitad del botín.



Allá por 1499 los turcos habían sitiado a Venecia, Leonardo trabajó como arquitecto e ingeniero militar para los venecianos que querían construir protecciones en su ciudad. Por este motivo, elaboró sistemas para defender la ciudad de un posible ataque naval de los turcos y, entre sus propuestas, destaca la invención de un tipo de escafandra submarina con un casco rudimentario. Los turcos no atacaron y el invento nunca fue utilizado.Inventa unos caparazones para nadar, destinados a permitir el ataque “bajo el agua”, una especie de “submarinos individuales”, con cierre hermético, un tubo de cuero que se obtura mediante una tapa, chalecos de salvamento y petos blindados a base de malla de hierro para afrontar la lucha cuerpo a cuerpo bajo el agua, daga en mano. A lo largo de esas semanas, Leonardo despliega una actividad inventora fabril, pero no olvida extremar las medidas de prudencia: “No enseñes esto a nadie, y toda gloria será para ti. Contrata única y exclusivamente a un modesto ayudante y haz que cosan este chaleco en tu propia casa”. No es de extrañar que la mayoría de los inventos no pasasen del papel. No obstante, Leonardo hilvana una idea tras otra. Por ejemplo: calcula el tiempo necesario para aniquilar la flota turca y a renglón seguido, en sus notas, plantea un ultimátum “Si no os rendís dentro de cuatro horas, os enviaremos al fondo del mar”. Y luego exclama, regocijado: “¡Devastaré el puerto!




No hay nada nuevo bajo el sol, o mejor dicho....los desarrollos tecnológicos son muchas veces mejoras que otros soñaron antes. Y esto convencido que los Norteamericanos desarrollaron muchos de sus inventos de guerra gracias al enorme potencial humano que los alemanes les prestaron despues de la guerra. 

domingo, 31 de mayo de 2015

El Fin del U 530 Torpedeado

El U 530 en Mar del Plata, deambulando hasta Miramar y luego la entrega. El asombro del mundo, después de meses de terminada la Guerra, cuando anunciaban los Aliados que el Atlántico era seguro, allí estaban esos hombres.
Sabemos que la Armada Argentina los homenajeo y  los trató no como prisioneros, si no como iguales. Pero Argentina le había "declarado" la guerra a a Alemania. Oficialmente eran prisioneros de guerra. Después de tanto apoyo (y el que vendría después). allí estaban detenidos.
Como siempre haciendo lo que los norteamericanos decidían. Y les entregamos el U 530 y el U 977. Es una opinión puramente personal, pero esa naves eran de Argentina. Podríamos haberlas copiado y hasta usarlas para nuestra Marina. Pero no fue así.
He presentado cantidad de documentos donde las autoridades navales de la época sabían de la llegada de 11 submarinos. Dieron ordenes de no patrullar sectores del oceáno. Callar toda la información y dejar hacer. 
Siempre hay que recordar -en todos los tiempos- que las guerras las cuentan los que ganan, nunca los que pierden.
Fotos deArchivo y el Final 

 
El Comandante del U 530 luciendo la Cruz de Hierro
 
 
Marinos alemanes en Mar del Plata 
  
 
El U 530 muy deteriorado
 
 
 Documento del "Veedor" norteamericano en Mar del Plata, quien revisasara las declaraciones de los rendidos.

El Triste Final

El U 530 trasladado de Estados Unidos es torpedeado por el Destructor  USS Toro entre el 20 1l 21 de noviembre de 1947
 
 
 
 
 
 
contador de visitas para pagina web gratis

domingo, 24 de mayo de 2015

De naufragios y abismos

 Submarinos perdidos y el Titanic


Hablamos siempre de los magníficos U Boats, que han sido , para muchos de nosotros, la verdadera joya de la guerra submarina. Pero más allá de la cantidad de tripulaciones que nunca volvieron a puerto, hubo otros, de diversas nacionalidades, que como sabe, se fueron al fondo por fallas.
El Thersher era un submarino nuclear norteamerican0. Fue botado en 1960, contaba con una eslora de 60 metros.En 1963 zarpó para verificar su funcionamiento. Debían sumergirlo hasta los 400 metros. Dos barcos lo acompañaban. Comenzóla inmersión e indicabna las distintas profundidades que iba alcanzando. Momentos después se escuchó una llamado por radio informando  problemas. Luego el ruido de los manparos cediendo... y el silencio. Murieron 127 personas. Una tubería de alta presión que abastecía el reactor nuclear con agua refrigerante estalló cuando el submarino estaba a 300 metros de profundidad, con lo que perdió energía. Se hundió tan profundamente que el casco de presión explotó internamente.

El Scorpión

¿Quién encontró al submarino?


Resulta que El hombre que localizó los restos del Titanic, reveló que el descubrimiento fue una operación encubierta para camuflar la verdadera misión: encontrar los restos de dos submarinos nucleares de la Guerra Fría. 
Cuando el oceanógrafo Bob Ballard encabezó en 1985 el equipo que identificó con precisión el naufragio del trasatlántico, él ya había concluido su labor principal, que era descubrir qué había pasado con el USS Thresher y el USS Scorpion. El primero estaba pulverizado en el fondo en miles de pedazos y el USS Scorpión,  (hundido en 1968) "era como si una plnadora le hubiese pasado encima", dijo Baillard. 
 
 Los Restos del Scorpión

Como consecuencia de la búsqueda (secreta) de los dos submarinos aparece nada menos que el Titanic.
Esto me trae la idea del abismo y de la profundidad. Del terrible momento en que tantos U Boats se fueron al fondo con todos sus hombres.
Abismo es inmensidad en la noche oscura y negra del fondo marino, es soledad y silencio eterno.. La presión inmensa aplasta como un mazo cada centímetro cuadrado. Y muchos hombres han quedado para toda la eternidad en el abismo.
Quiero imaginar, de alguna manera la idea de ir cayendo hasta el fondo. Ver el profundimetro marcando, 10, 20 30, 40 metros y llegar a la línea roja 50 metros. Yo estuve allí. Claro que deportivamente, pero arriesgándome en aquel descenso.
Estaba buceando en  un piso de 6 metros, de pronto una pared vertical caía  hasta los 50 metros. El agua estaba tibia y clara. Me deje caer y llegamos al piso. Todo era gris. La visibilidad unos 7 metros. Me arrodillé en el piso y pude ver a uno smetros mios, el escalón que caía vaya a saber a que profundidad. Inmediatamente subimos. Tenía la mitad del tubo y "aire" una locura. Pero lo hice. 

                           

Lo mio fue un juego, peligroso, pero divertido. Ahora quiero imaginar a todos aquellos pobres hombres que luchaban por su país. El estallido finla. El agua entando brutalmente.
Donde quieran que sus huesos reposen, va éste mínimo homenaje a su temple y valor.



sábado, 23 de mayo de 2015

El Secreto del Mono

Una extraña historia. Una noche me encontraba a punto de dormirme. Se escuchaban algunos ronquidos. El pasajero que venía delante mio, había estirado tanto su asiento, que casi tocaba mis piernas. Todo estaba oscuro. El avión vibraba. Nos encontrábamos a 12000 metros sobre el nivel del mar. Encerrado,s rodeados de miles de litros de combustible. Solo una delgada capa de aluminio, separándonos de 50 grados bajo cero...mejor no pensar o....roncar. Entonces recordé lo que una vez me había dicho una amiga: Yo una vez tuve un tio tan feo que asustaba a los chicos.Parecía un mono. Y allí saltó la chispa. Todo estuvo en mi mente. Extendí, como pude, la mesita delante mio y haciendo contorsiones comencé, aquella noche, a escribir esta historia. Al principio mis carcajadas se mezclaban con los sonidos de los que dormían...pero después...cuando el avión había recorrido unos miles de kilómetros..todo cambió.

Ya te lo dije che, la vida nos pone a veces en circunstancias que ni soñamos. Justo a mí, el flaco Martelli me pidió que me ocupara del pobre Mono. A mí, que nunca había cruzado dos palabras con el tipo. Así que se viene a morir. ¡Anda! Sentencio el flaco, nadie quiere ir al velorio del pobre Cristo. Nadie se anima. El pobre Mono 45 años. Inútil negarme. No le importó que no lo conociera. Me grito que yo andaba, por mi trabajo, con enfermos y que no tenía excusas. Así que aquella espantosa tarde de mayo me largué a la casa velatoria de los hermanos Carbone. Encima llovía y ya eran las seis de tarde. Imagínate el cuadro. Yo, encargado único de acompañar al difunto, al menos un par de horas. Me llevé unas revistas, claro. ¡Para un poco! Ya vamos a llegar al tema. Un pobre tipo con una cara igualita a la de un mono y todos queriendo saber si aún muerto seguía  siendo un mono. El  hombre pasó su existencia escondiéndose hasta de los chicos, por su cara. Bueno eso es lo que dicen ¿Vos lo viste alguna vez? ¿No? Date cuenta la gente habla cada cosa. El negro Carbone, que alguna vez le dio una changa, contó que el mono media un metro cincuenta. Torso grueso. Brazos increíblemente largos. Caminaba algo encorvado y su cabeza…bueno un mono exacto. Sí, ya sé, monos hay a patadas, que orangutanes, que chimpancés, macacos y que se yo cuantos más. Pero el Mono tenía casi la cabeza de un gorila. Horrible, aunque no tan peludo. Sus ojos lejos de ser negros brillaban con un azul profundo. ¿Sabes quién me lo dijo? La Tía Herminia. ¡Herminia te digo! Che. La mujer del verdulero. Sí, ¡Como te gustan los cuentos a vos! La que se rajó con aquel empleado. ¡Que quilombo se armó en el barrio aquella vez! La cosa es que no se entendía el tema de los ojos claros. Pero eso no era lo importante. Lo notable fue la mirada. ¿Si tenía los ojos azules? ¡Y qué se yo! ¿Vos sos tonto o te haces? Yo lo vi muerto y los ojos estaban cerrados. No sé para qué carajo te cuento todo esto. Voy a mirar el asado a ver si se pasa y nos arruina la noche. ¡Para con el vino! La historia es larga y te vas a poner en pedo. Te digo algo: de acá no te vas hasta el final. Esto no me lo guardo solo. Ustedes me mandaron a despedir al pobre tipo. Ahora a aguantarse, pero despierto. ¡Pero que muerto de hambre!, ya hay un par de chorizos para picar. Trae el pan tostado de la parrilla.
Sigamos. Llegué nomás a la Funeraria de los  hermanos Carbone. ¡Qué tipos fríos la puta! Y claro, no es para menos. Un trabajo de mierda ¿Te enteraste que la mujer de Carlos se piantó con un pibe joven? Y sí, ¿quién se puede calentar con Carlos Carbone? Ni una estufa.
Ya era de noche y diluviaba. El flaco Carlos, con esa voz de mierda, cavernosa, me pregunta -¿Vino solo? -No, le conteste, con la hinchada de Boca. -Sala uno, me dijo. ¡Pero qué tipo pelotudo! Tienen una sola sala y tres o cuatro cajones.
¡Ya está la carne! Yo diría que morfemos tranquilos y con el café sigo ¡Pero no te vas hasta el final!
¡Que carne Negro! Se deshace en la  boca. Y después nos quejamos. ¿Te das cuenta? Bueno, sí, ya sé, nos mal en muchas cosas. Los gobernantes no son más corruptos porque no tienen tiempo. ¡Pero que carne hay en éste bendito país! Alcanzame  la ensalada.
Y entré en la sala velatoria. ¡Que tristeza viejo!, ni una flor. Solo una cruz de madera. Afuera el aguacero. ¡Un silencio! No me puedo olvidar de la ventanita arriba del cajón. Los relámpagos iluminaban cada tanto la cara del Mono. ¡Y si! tenía la cara parecida a la de un gorila. ¡Pero no sea pelotudo! ¿Cómo va  a tener colmillos? Era un hombre che. Además la boca estaba cerrada. Bueno no sé, nadie contó nada sobre los dientes.  Terminala.
¿Miedo? No que miedo. Tristeza de verlo tan solo y tan tarde. Claro que cualquier noche debe ser jodida para morirse. Pero solo, en su mísera piecita de pensión, debe haber sido  aún peor.
El silencio dejó paso a la furia de la tormenta. Caían piedras. Las chapas del techo explotaban en miles de disparos. Casi me quedo sordo. Los fogonazos de los rayos generaban extrañas sombras. Como si el cuerpo del Mono intentara moverse al son de tambores inmensos. ¿Las revistas? Cuando me di cuenta se habían empapado por una gotera. Además la única luz la daba un gran velón  de plástico. Una mínima luz mortecina. En ese momento se abrió la puerta. El Flaco Carlos me pregunto si me quedaría.  La verdad no imaginaba otra cosa que el quedarme y cumplir con mi deber. No sé, le dije. El flaco me pidió que en el caso de irme, cerrara la puerta. El entierro se haría a las 12 del mediodía, en el cementerio de Ezpeleta. Se acercó y me entrego una llave.
-Voy a necesitar el documento. Es la llave de la pensión, allí  debe estar. Me dijo.
Nos quedamos solos con el Mono. No imaginaba que decirle. Pensaba si, de alguna manera me viese. ¿Qué pensaría de mí, de ese extraño?
Pero decidme una cosa ¿acabas de tomar café, ¿no? ¿Vas a comer más asado? Hace lo que quieras.
Entonces tome una decisión me levanté para hablarle. Le dije la verdad. Que lo lamentaba mucho y que me habían mandado en representación de todo el barrio. Los muchachos no se olvidaban. Le pedí permiso, prometiéndole que al día siguiente estaría puntual para acompañarlo hasta su última morada.
 ¡Haceme el favor, no te mates de risa!
En el perfecto fogonazo de un rayo pude ver todo el horror de su cara. Un monstruo. Ahora la muerte desdibujaba hasta el más mínimo rasgo de humanidad. Cerré la puerta con la pavorosa sensación de escuchar al Mono que me gritaba ¡No me deje solo!
Salí a la lluvia y camine las tres cuadras hasta la pensión. La recordaba claramente. Vos sabes que supe noviar con la gordita Matilde. Duró poco, pero ¡Cuantas tardes la pasamos mateando -por no decir otra cosa- en su piecita. Justo al fondo vivía el Mono. La gordita le tenía un miedo bárbaro.
Encontrar la habitación no me daría problemas. Siempre y cuando el turro del viejo Pascual no empezara a los gritos, creyéndome un chorro. El tano es un viejo jodido.
¡Qué manera de mojarme! Mientras caminaba no dejaba de pensar en el Mono. Tan solo en su cajón. Mira yo pienso que ojalá cuando uno se muera no exista nada. Ni cielo ni infierno. Un corno. ¿Cómo que estoy loco? Pero vos no entendés nada.
 Para, para un poco. No te vas a ofender justo ahora que viene lo bueno. Dejate de joder. Para que veas que no te quise ofender, abrí ese armario. ¡Solo para los buenos amigos! Whisky inglés. Eso sí, nada de comentarlo o los muchachos me la toman en un abrir y cerrar de ojos.
¿Estás más tranquilo ahora?
Te decía que si al morirnos no hay nada, tampoco sufriremos. Imagínate el dolor del Mono. Toda su vida tratando de ocultar su fealdad. Si encima ahora que es fiambre llega a un lugar donde esté peor. Sí, ya sé, los curas son unos turros. Meta miedo a la gente. A poner la platita para la iglesia y el que se queja al infierno. ¡Qué tipos vivos, Che! Linda manera no trabajar.
Y llegué a la pieza del Mono. Corrí las cortinas para que no se viese la luz y a revisar. 
¡Afloja un poquito con el Whisky! ¡Para qué carajo te lo habré dicho!
La cama estaba manchada de sangre. Allí murió el pobre. Una mesita de bar. Cientos de libros apilados por cualquier lado. No sé, de libros no entiendo nada. Un roperito de esos con un espejo oval. Y adentro camperas, un montón. De esas con capucha, como usan los pibes chorros ahora. Claro el pobre tenía que esconder semejante cara.
En el fondo del ropero apareció la caja llena de fotos y el bendito documento. Me senté en la sillita de paja. Vi foto por foto. Una chica joven llevando al monstruito en brazos. Después Un orfanato. ¡Lo crió una monja! ¡Quien más podía  hacerlo!
La lluvia había parado. Ya me iba a descansar un rato a casa cuando lo descubrí. Entre tantos libros allí estaba, como llamándome. El Diario del Mono.
¡Ahora te entró el interés! ¡Déjame algo de whisky!
Sí, sí me  llevé el Diario.
El tano seguía durmiendo así que nadie supo que esa noche estuve allí
Ahora más vale que estés bien despierto
El mono tenía una letra perfecta, clara y derechita, hermosa. Pero claro Che, sabía escribir. ¿Te creíste las boludeces de la gente que decían que dormía en el sauce llorón de la plaza?  Hablan cada estupidez, así cualquiera llega a Presidente en este país. Nos venden bananas y las compramos. Deja de reírte, lo de bananas lo dije sin querer. Pobre Mono. La cosa es  que escribía tan prolijo que parecía a máquina. Sí,  mi letra es espantosa, ni yo me entiendo. ¡No te rías. El Mono fue un tipo meticuloso. Cada día dejaba en su Diario  las impresiones más importantes. Arranca en el momento en que llegó a la pensión. En varias hojas vuelve a su infancia. No solo su letra era hermosa ¡Un  poeta el tipo! Cada inquilino fue pintado. Los describió magistralmente. Hasta el carácter de  cada uno. Como si sus ojos hubiesen podido penetrar el alma de cada vecino.
A claro, no solo habló de la gente de la pensión. El barrio entero está en ese Diario. Es más, vio cosas que ni te imaginas. Un detective genial el Mono. ¿De Vos? Por supuesto que habla de vos. Y bastante largo. ¡Para ansioso! No sé si te lo digo. ¡A te despertaste ahora! Pero sí te lo digo: Te describe muy bien, dijo que sos un pelotudo a lo grande. ¿No te gusta? Ja, ja, ja. ¡Grande el Mono! ¡Que visión! Si te enojas al final va a tener razón, así que quedate en el molde, hay palos para todos. ¿De mi? No me conocía. Soy nuevo acá. Zafé. Ni te imaginas de quien estaba enamorado. Dale arriesgaste, dale larga un nombre. De la flaca Luisa. Sí, ya se que fue tu novia cinco años. La adoraba. Para, no insultes a un muerto. Por otro lado, según cuenta en el Diario, Luisa entró un par de veces en su piecita ¿Y qué se yo si se acostaron? Si te dio bola a vos ¿por qué no al Mono? Para loco, para….es joda. Tranquilo.
Ahora esto es verdad ¿A que no te imaginas a quien le baja la caña Don Pascual, el tano de la pensión? Termina, no es broma, va en serio. A la Hermanita Matilde, la que se prepara para Monja ¡En serio! El verso ese que el padre le manda dinero desde el interior no funcionó para su astuta mirada. La guita se la da el tano. Sí, un turro. Y bueno Che estudiará para monja, de allí a casarse con Cristo hay un largo camino, mientras tanto  práctica.
No todos son palos, hay gente que sale muy bien parada. Es más hay casos que ni sospechamos. El bancario, ese pobre diablo, Don Eusebio ¿Lo ubicas? Ese. Calladito el hombre, nunca un sí o un no. Jamás una mujer. Es un viejo extremista. La bomba en la Oficina de Correos la puso él. Ahí está, otra que coleccionar estampillas. Bombas, Un buen anarquista. Bueno algo de razón no le falta. Pero matar inocentes, eso ya es otra cosa. ¿Cómo supo tanto el Mono? Justamente por lo mismo que representaba. Necesitó deambular cubierto, oculto. Su espantoso aspecto asustaba a todos. Sin embargo nadie pudo imaginar su verdadera naturaleza. Su poder. ¡No! Te equivocas totalmente. Nunca quiso lastimar a nadie. Es como si un pintor dejara en la tela imágenes pavorosas de una época  y por ello fuese acusado de  hereje. El artista muestra el mundo como es.
Lo singular es que no solo anotaba los  pequeños hechos y luego los unía para tener una visión general sobre un sujeto. Se hundía en el alma humana, asomándose tanto a los sufrimientos como a las alegrías de sus vecinos. Secretamente se flagelaba emocionalmente cuando alguno pasaba, de la abulia diaria al dolor. En la época en que la hija pequeña de la modista enfermó y murió, el Mono sufrió horriblemente. Su dolor se magnificaba porque él no podía acercarse al sufriente y darle al menos una palmada. Nadie lo aceptaba.
Vieras la letra parejita manchada por las lágrimas. Lloraba por los demás, en un silencio solitario, cruel. Ese fue su secreto. La necesidad de brindarse y no poder hacerlo.
Durante meses registró las conversaciones de los vecinos. Anotándolas en los márgenes de su diario. Tenía una memoria prodigiosa. Así  puedo saber, por ejemplo que le dijo la lavandera a  Don Raúl. ¿Qué le dijo? Don Raúl trabaja para un quinielero. Ellos levantan los números y los pasan. El Comisario les exigió dinero para dejarlos tranquilos. El Mono pasó como una sombra y paró la oreja. Sí, sí, tengo eso y mucho más. Nombres, días horarios. Nuestro barrio de clase  baja, de  trabajadores, de familias bien constituidas, es un antro de víboras. Siete prostitutas, tres proxenetas. Varias levantadoras de juego. Cinco alternadoras.
¿Querés algo peor? El Pastor Jiménez. Sí, ya sé que es amigo tuyo. Te dije que el Mono observaba a todos. Hace tres meses la hija del Carnicero y de Doña Violeta estuvo enferma. Nadie se dio cuenta menos el Mono. Caminaba mal. Los ojos llorosos. Dedujo que algún dolor abdominal severo tenía. No se quedó conforme. Durante días siguió a la enferma. No hablaba con las otras chicas del barrio. Su carácter había cambiado radicalmente. Una tarde Doña Violeta y otra fanática del Culto, Raquel, la viuda del sodero, se encontraron en la plaza. El Mono rápidamente estuvo a su lado. Hizo lento su paso. Claramente escuchó decir a Doña Violeta -Ha sido la voluntad del Señor. La niña sufre ahora pero al entregarse al Pastor se abre a Dios. Es un hombre santo. Necesita a las vírgenes. Hemos tenido suerte que se fijara en nosotros. Ojalá le toque pronto a su hija. Ahora contaba con la prueba. Esperaría. Tres chicas más han sido abusadas por tu amigo. ¡Lindo turro!  Seguramente seguirán más. Sí, sí algo habrá que hacer.
Cuenta parte de su infancia. La recuerda y nos muestras el dolor, el desprecio en toda su magnitud. La escuela primaria la hizo en el Colegio Marianista. Allí estuvo pupilo. Fue una época atroz. En aquel colegio católico solo permitían varones. Los maestros deambulaban enfundados en sus largas sotanas. El uniforme era un guardapolvo oscuro de tela gruesa y cruda. El color gris, las luces tenues, los curas con sus negras ropas, todo imprimía en el alma del  niño un pavor único. El silencio de los claustros. La religión y la mención de un infierno, todo hacía imaginar al pobre Mono que una gran boca lo tragaría y lo llevaría  las profundidades del fuego y el castigo eterno.
En el aula quien no respondía al maestro era golpeado primero con la regla en los dedos y luego debía colocar la mano en su escritorio, quien largaba la pesada tapa sobre el desventurado niño. Pero el dolor físico no lo era todo. Otro mucho más sutil y terrible se infringía en el alma. Como un lejano resabio de la Inquisición el “condenado” debía caminar despacio hasta su cadalso. Allí recibía el castigo. Todos, lejos de sentir pena por el acusado, se sentían orgullosos de no haber sido ellos. Se entregaba a la víctima para calmar al Dios.
Almorzaban y cenaban en un largo comedor, con mesas donde cabían unos vente niños. En cada cabecera un cura, como un cancerbero observaba regla en mano. Al lado del Mono se sentaba un niño rubio. El Cura a su lado le gritó, con vos de trueno -¡come! El pobre muchacho lleno de pavor comenzó a temblar. El religioso le partió el plato en la cabeza, lastimándolo bastante.
Pero el Mono vivía aún una situación mucho peor. En los recreos le gritaban ¡Mono! ¡Mono!. Por las noches pasaban sus compañeros, por su cuarto, arrojándole lo que hubiesen encontrado. A la madrugada él se levantaba en silencio y juntaba todo.
Cuando lo asaltaba algún sentimiento de venganza pensaba que no sabían lo que hacían. El perdonaba. Solo cuando se refiere a las enseñanzas católicas  muestra su resentimiento. No por los dolores que a él le causaban, si no por los demás. Lloraba en silencio por la atroz mentira que desde tiempos remotos se había logrado instalar en los corazones humanos. Mentira que contaba que un señor llamado Cristo se dejó matar para redimir al mundo. Una falacia insostenible ya que de haber existido en un pequeño lugar como Judea, sus palabras jamás hubiesen podido llegar a TODOS. A las Américas, a Oriente, etc. Con lo cual desde el principio se permitía que al supuesto Reino de los Cielos llegasen solo aquellos que hubiesen podido escuchar su palabra. Afuera quedaba condenada el resto de la humanidad. La historia fantástica se edificó siglo tras siglo en el poder del miedo. En ofrecer la vida eterna a cambio de obediencia debida. Claro, imposible de comprobar. El Mono entendía en lo más profundo de sí que el poder había logrado vender la ilusión más sublime. Vida para siempre. Abusando de la necesidad más humana: de la esperanza. Creando castigos y guerras. Juntando cada vez más poder, la iglesia lejos de salvar al hombre lo condenaba para siempre. Para ello necesitaba inexorablemente del fanatismo de los fieles y de su ignorancia.
Pasaban los años y su fealdad se agigantaba. Cada vez su cara se asemejaba más y más a la de un mono. Las burlas crecían. Él se refugiaba en la lectura y en las sombras.
Aunque maldecía a la Iglesia católica por todo el daño causado a los seres humanos, soñaba secretamente con que llegara  a ser monaguillo. No por que creyera en el ritual. Solo para estar allí delante, para ser reconocido. Una noche el Padre Galván le dijo al oído -Monstruo nunca, nunca estarás en el altar. Desafiando su autoridad le contesto  -¿No es que Dios no hizo a su imagen y semejanza? Eso le costó varios días de castigo. Pero no se quebró. Comprendió que estaría siempre solo. Dependería nada más que de sus  fuerzas. No podría cambiar su cara pero lograría aumentar sus conocimientos. Elevarse sobre los demás. No buscaba ser superior. Necesitaba sobrevivir en un mundo terrible para él.
Ahora te callaste. Se acabó la joda, va en serio. Sí, tenes razón. Ninguno comprendió al ser maravilloso que tenía a su lado.
¿Cómo logró que no lo viesen cuando miraba o escuchaba conversaciones? Es fascinante. El Mono pasó cientos de veces a tu lado. Te estudió como a todos. Sí, a vos. No lo conociste pero el sí. Una anciana indiferente, con un pañuelo en la cabeza y una bolsa en el brazo…un viejito con un sombrero y un pañuelo en la cara…Un hombre maduro con grandes lentes oscuros. Mil formas, muchos personajes. Su roperito y un baúl están repletos de disfraces.
¿Sorprendido?
El Mono estudiaba. Hablaba y escribía con fluidez inglés, alemán, francés, y Mandarín. Cientos de libros de filosofía fueron leídos y comprendidos. Experto en matemáticas, física y Astronomía. Fue un lector ávido y comentaba cada obra. Encontré Miles de hojas con su letra. Diseñó un sistema de aprendizaje de idiomas extraordinario. Yo que solo llegué como vos al sexto grado primario, casi puedo leer en inglés.
Luego de la educación primaria siguió estudiando pero ya no fue  a la escuela. El costo de  las burlas significaron demasiado para él.
Tuvo un romance, por carta claro. Ella cosía para una fábrica de ropa para hombres. Sus padres habían muerto. Por casualidad encontró una carta de lectores publicada en un diario. Le escribió y desde entonces  el Mono iluminó su alma. Estaba radiante. Cada semana se despachaban dos cartas. Ella puntualmente contestaba. Al ir descubriendo el ser magnífico y único que iba brotando en las palabras, ella se enamora aún sin conocerlo. Le pide una cita. El pobre Mono pasó de la alegría al sopor más profundo. ¿Cómo podría mostrarse? ¿Cómo decirle la verdad y no herirla? Si no aceptaba la cita, ella pensaría que la rechazaba y sufriría. Fijó un horario y hablaron por teléfono. Al escucharlo le dijo -¡estoy segura que voy a amarte y sacarte de la soledad, dejame intentarlo! Él abrió su corazón como nunca lo había hecho. Sus palabras se quebraban por la emoción. Ese momento sería irrepetible, único. Toda su vida estaba en juego. -¿Qué te pasa? le pregunto ella. -¡Es que soy un monstruo y nunca podrás mirarme a los ojos! -¡Eso lo voy a decidir yo! Dijo y se fijaron una hora al día siguiente. Él eligió un lugar apartado de la plaza por la noche. Necesitaba alguna ayuda.
¿Qué ocurrió? Allí el Diario no cuenta nada del asunto. Como si nunca hubiese existido. Supongo que la pobre mujer huyó espantada.
El Diario sigue con un par de escritos que no tienen que ver con el barrio, pero extraordinariamente bellos. He copiado algunas partes:
“La sombra recorre las calles vacías….
Aún alguien espera al último colectivo.
Los lejanos barrios reciben a los hombres cansados.
Las luces amarillas iluminan los charcos en el barro.
Las pequeñas ventanas de los grandes edificios bostezan a la noche.
Adentro millones de vidas esperan impávidas otro día de trabajo.
Alguna vez un sueño ilumina a algunos y crea una falsa esperanza.
En otros sitios extraños muchachos encapuchados se intoxican con el alcohol nocturno.
Cuerpos que se venden y se compran
Yo deambulo en las oscuras calles, yo una sombra más que ve lo que otros ignoran.
Un perro en un umbral tiritando.
Un mendigo cubriéndose de la vida se tapa con harapos.
Sueños de hombres con mujeres. Las burbujas del champagne trepan hasta el cielo brillante de los restaurantes.
Corren los autos, dejando mínimas estelas de luz como breves ríos de fuego.
Indiferente el neón se prende y apaga. Abajo unos ojos vidriosos miran sin entender.
La luna corre sobre los altos edificios.
Todos duermen en la inconciencia del propio conocimiento.
En la certeza de la felicidad que los anuncios han creado.
La ciudad brinda millones de inútiles objetos que todos desean.
Regreso lento a mi mínima cama. A mi mundo de libros y sueños.
A mi escondite. A la ropa que oculte mi alma. A la noche eterna de mi vida.
Al menos otros tienen a la mano que acaricia sus caras. A la sonrisa simple pero felizmente necesaria. A dos ojos que los miran con ternura.
Entonces no importan las largas jornadas de suplicio en paupérrimos trabajos.
La caricia indispensable trepa hasta las estrellas y arranca sonrisas.
El elixir se ha tomado y otro día está por llegar.
Yo también cierro los ojos en la certeza que nunca beberé esa fantástica bebida.
Las sombras serán siempre mi refugio, los hombres lejanos seres inalcanzables.”
¡Estas llorando! No tengas vergüenza yo también. Servirme otro whisky.
Él no se contentaba con el extraordinario muestrario de vidas del barrio.
Una tarde en la Estación Constitución, convenientemente disfrazado, siguió a un ciego. Un hombre gordo con una bolsa sobre su pecho. Gritaba golpeando su bastón -¡Una Moneda! ¡Una Moneda!  Algo le llamó la atención. Tal vez su voz gangosa. Un sonido extraño que parecía brotar de alguna oscura caverna. Asoció al ciego con la oscuridad. Pero no la negrura obvia de un no vidente. Intuyó sombras. Y durante días lo siguió. Tuvo una ventaja los miles de personas que pasaban a su lado lo ocultaban. El ciego graznaba una y otra vez
-¡Una Moneda! Su grito hacía pensar en un cuervo.
Una mañana la bolsa que colgaba de su cuello se rompió. Cientos de monedas se desparramaron. El ciego desesperado se tiró al suelo buscando frenéticamente. Después tomó un tren y luego otro. El Mono lo siguió. Se perdió en una esquina. De pronto el ciego se abalanzó con furia sobre nuestro hombre y le gritó ¿Por qué me sigue? ¿Quién es usted? El aliento le trajo fugaces recuerdos. Tal vez una marisma, aguas putrefactas. Cuevas. Animales arrastrándose entre una pegajosa  niebla. El Ciego levantó el bastón hacia la cabeza del Mono, éste se defendió de la forma más terrible se sacó la capucha. El supuesto ciego lanzó un tremendo alarido y espantado desapareció.
La narración más extraordinaria y la última es la del violinista. Sí, un músico. El Mono en una noche singularmente tibia, sintió la necesidad de caminar. Se dirigió hacia el barrio de la Boca. Por alguna razón sus pasos lo llevaron a otro lado. Al llegar al parque Lezama ya eran las nueve de la noche. Se sentó como otras veces cerca de la Estatua de Ceres. La misma donde el legendario personaje de Sobre Héroes y Tumbas, Martín conoce a Alejandra.
Venus brillaba con una luz inmensa. Entonces escuchó la melodía. Aunque venía de lejos penetró enseguida en su alma. Se dejó llevar a mundos imaginarios. Las hojas de los árboles temblaban. Se levantó y siguió ese fantástico sonido. Finalmente encontró al viejo hombre. Sobre un banco de piedra apoyaba su cansado cuerpo. Maravillado el Mono vio la lata de aceite, una simple madera y un par de cuerdas. Con ese mínimo instrumento los sonidos creaban una maravillosa melodía. Trepaba más allá de la copa de los árboles. Él solo disfrutaba extasiado de cada nota. El arco del violín subía y bajaba. Se movía como si la mano de un Dios la impulsara. Estaban solos. Aquel maravilloso sonido trasportaba al Mono por caminos jamás soñados. Un bosque de pinos con la luz filtrándose suavemente entre los troncos. La mano subía, bajaba. El arco temblaba. Un moviendo hacía que los árboles se arrullaran con una brisa suave. Las piñas golpeaban entre sí como si miles de pequeñas campanas emitieran la misma nota. El Mono perdía el equilibrio, giraba, daba vueltas. Se mareaba. Ahora el violín lo depositaba en una llanura increíblemente verde. El sonido del viento se percibía con delicadeza sobre la hierba. Hasta las enormes nubes blancas imprimían al ambiente un sutil murmullo. Luego la lluvia arrancaba  a la tierra golpeteos monocordes que iban creciendo. El cielo se cerró y la tormenta estalló en toda su furia. La mano subía y bajaba frenéticamente. Ahora ráfagas arremolinadas de agua barrían el campo. Él se encontraba en una solitaria glorieta protegiéndose del vendaval. La oscuridad daba paso por instantes a los rayos. Cientos de ellos caían por todos lados. Encendían provisoriamente el piso. El trueno repetido hasta el agotamiento hacía pensar en tambores. Timbales. La mano seguía creando aquella fantástica cabalgata de elementos. La tormenta amainó. Las cuerdas generaron pequeñas gotas tamborileando sobre el techo de la glorieta. Poco a poco la furia dio paso a una música más calma. El cielo se abrió y los últimos rayos de un ocaso impecable acercaron el sonido de unas flautas lejanas pero exquisitas. Brillaron las estrellas y una luna gigantesca trajo el último acorde tan bello, tan perfecto que el Mono rompió a llorar y abrazo al músico ciego. Desde aquel momento lo visitó muchas noches, hasta que un día ya no regresó. El mono esperó durante días, hasta que comprendió que quizás ese fantástico personaje habría partido en un viaje final. No tuvo tristezas por él. Comprendió que alguien, la vida, quizás Dios lo hubiese puesto en su camino solo para el, entre tantos millones  de seres agobiados. A su vez fue para ese hombre su más apasionado admirador.
Así terminó el Diario del maravilloso Mono. No hay nada más. Aunque no te leí lo que cuenta de muchos de nuestros vecinos. Tengo un arma poderosa en las manos.
No podes parar de llorar. Sí, ya se nunca le hablaste y hubieses querido hacerlo. Tantas cosas podríamos haberle dicho, pero ahora es tarde.
De acuerdo, mañana vamos juntos al cementerio, le llevaremos unas flores.
Aquí estamos. Sí, le hice colocar esta plancha de mármol. Quedó bien. Pobre Mono ¿El nombre? Allí está. Lo conocías. No te lo dije. Lo guardé hasta el final. Claro el mismo. Cada semana lees en el diario sus historias. Sí, es él. Tanto te deleitaste con sus breves cuentos.
La vida es extraña. Crea sinuosos caminos para hacernos comprender lo más simple: la belleza no se encuentra en los cuerpos, se halla  en lo más profundo del alma humana. El Mono lejos de ser un hombre horrible fue tocado para la vara mágica  de la belleza interior. Un ser único e irrepetible. Que descanse en paz. Creo que podemos considerarnos ahora sus amigos. Vamos. ¡Chau Mono!



contador de visitas para blog

martes, 19 de mayo de 2015

El Ultimo Secreto del U 530

Hace pocos días trascendió la noticia que un equipo extranjero buscaría a uno de los U Boats en la famosa Caleta de los Loros. El grupo, con alta tecnologíay  apoyo de la Provincia de Río Negro y el trabajo imprecsindible del Buzo Profesional Tony Brochado, se lanzó a la búsqueda. El grupo tuvo el patrocinio  de Discovery Channel.
Yo lo supe, pero por contrato no pudieron hacerlo público hasta ahora. Profundidad 20 metros. Si bien no hubo resultados, sirvió la búqueda para descartar lugares. Así me lo comentaron. No olvidemos que a parte del U 530 y U 977 llegaron 11 submarinos (despues de la guerra) a nuestras aguas. He presentado en mi blog, numerosa documentación de la Marina Argentina, contando tales hechos. Así que nadie puede decir que es una invención. Los submarinos están en algún lado, me dijo una vez Tony Brochado.
Pero vamos al U 530 . Sabemos que  se entregó en Mar del Plata, el 10 de julio de 1945. La historia es conocida. El Capitán Otto Wermuht declaró que quería entregarse en Miramar, finalmente eligió Mar del Plat. Estuvo deambulando por la costa. La Armada tomó la decisión de ocultar las declaraciones, durante años. Varias veces dijo a sus "captores" "no deseo responder a esa pregunta"  cuando quería esquivar la respuesta. Así no precisó que hicieron con los 20 torpedos faltantes.

Según lo dicho, alcanzó la costa de Mar del Plata un día antes de entregarse. De día navegaba a 7 nudos y a unas 200 millas de a costa.. Dijo que avistó el Faro de Punta Mogotes a las 3 de la mañnana del 9 de julio, a unas 18 millas. Yo suelo navegar hasta las 10 millas. Mar del Plata a apenas se vé. Diría que a las 18 millas sería bastante dificil ver el Faro.

Lo importante

El submarino contaba con 6 balsas salvavidas FALTABA UNA. Nunca respondió que fue de ella.
¿Desembarcaron personal? ¿Equipos? Al leer lo de la balsa recordé lo que una vez me contara un Ingeniero, en el Club Náutico de Mar del Plata. Ahora los hechos parecen cerrar.

Lo que sigue fue publicado en mi libro Charlas con Adolfo 1958. No tengo ninguna duda que es verdad. Una vez que lo publiqué, recibí extraña una llamadadesde Italia !Nada menos de aquellos que dicen perseguir a los nazis en Argentina! Querían que respondiera si yo teníainformación sobre la llegada del líder nazi a nuestro país.

¿Que tiene que ver el U 530, la balsa faltante y una Goleta, que en la misma noche que el submarino navegaba para entregarse, se detiene en plena Bahía de Samborombón y baja un bote desapareciendo horas? Veamos

 
El Secreto mejor guardado


La Goleta y un Submarino, 1945 Bahía de Samborombón Argentina


El relato que sigue fue publicado en varios medios en Internet, y en mi libro Charlas con Adolfo 1958 Su resultado fue la recepción de una carta desde Italia, urgiéndome a presentarle todas las pruebas que tuviese sobre la presunta llegada de altos oficiales nazis a la Argentina.
El acontecimiento encierra un hecho fundamental, una lata supuestamente con aceite, recogida sin ninguna razón aparente, en pleno mar argentino, traído a bordo de una goleta. Eso ocurrió el día anterior a la entrega en el puerto de Mar del Plata del submarino alemán U-977. El envase portaría no aceite, como le dijera el capitán a su tripulación, allí posiblemente se encontrarían capitales, quizás diamantes, para la financiación de actividades alemanas. La nave no podría rendirse con esa carga, que seguramente habría sido confiscada.
Respecto de la relación entre la goleta y el U-977, es sorprendente la historia que personalmente me contara el Ingeniero... (No puedomencionar su nombre) en una cena en el Club Náutico de Mar del Plata, en la noche del 12 de julio del 2008. En esa ocasión un grupo de navegantes deportivos (veleristas) compartíamos buenos momentos. Tales reuniones solían realizarse una vez al mes. Éste Ingeniero contaba entonces con 80 años de edad, a pesar de ello su porte y forma de expresión no se habían visto afectadas en lo más mínimo. Había fundado justamente la Escuela de Náutica en Mar del Plata hace muchos años. Le referí que estaba yo preparando un Sitio Web denominado El Portal de los Barcos y que me interesaría su opinión. Me dijo -¿Quiere una extraña historia? -¡Sí!, le dije, y comenzó:
Estamos en 1945, por aquel entonces con un amigo nos iniciábamos en la navegación a vela. Surgió un viaje desde Buenos Aires a Mar del Plata. Un velero haría el trayecto y nos invitaban. Así podríamos realizar un sueño, nuestro primer crucero oceánico.
En el puerto de San Fernando abordamos una hermosa goleta. Fue adquirida en Inglaterra y en ella llegó el extraño marinero (con el que no cambiamos ni una palabra). Su Capitán, un hombre de 50 años, resultó ser conocido del padre de mi amigo. Así logramos un pasaje de ida.
Antes de la 12 de la noche zarpamos con un buen viento de través.
Un viaje de esas características por mar y a vela puede demorar no menos de 53 horas, en el mejor de los casos. Si sopla sur se agregan muchas más horas. No hay forma de navegar contra el viento y nuestro destino estaba justamente en esa dirección.
En una navegación a vela es importante avanzar aprovechando el buen viento.
En el segundo día nos encontrábamos a mitad de la Bahía de Samborombón. En ese lugar se abre un gran espacio y la costa se aleja muchos kilómetros. Anochecía.
El marinero, un hombre de gruesos brazos y abundante cabellera negra, de no más de un metro sesenta de estatura, nos preparaba la comida y servía en silencio. Sus ojos extraños y oscuros me observaban de tal forma que trataba de apartar la mirada. Su típica camiseta a rayas, su cuerpo fornido, una cara marcada y arrugada por mil soles delataban a un ser que había estado más tiempo en el mar que en tierra.
A las 21 horas el Capitán nos llamó e impartió una orden inconcebible  -Muchachos fondearemos aquí, nos esperarán. Michel y yo iremos a buscar unas cosas en el bote de apoyo. Inútil fue preguntarle por qué razón suspenderíamos la navegación, adonde irían cuando la costa estaba a kilómetros y de noche
-Ustedes se quedan y esperan. Fue la única respuesta que obtuvimos. Así sin saber que hacer permanecimos en absoluta oscuridad, con el temor que algún barco no llevara por delante. Sin luna no veíamos ni la proa del barco.
Las estrellas apenas se divisaban entre una tenue capa de nubes. Cada tanto el cielo sea abría y la Vía Láctea en pleno nos regalaba su luz.
El viento había cesado. Los catavientos, esos pequeños hilos que se colocan en las jarcias para señalar la dirección del que procede, pendían inmóviles. ¡Nunca sentí tan fuerte y profundo el silencio!, jamás tal desamparo.
El mar puede ser tolerante con el marino o brutal. Su humor depende solo de circunstancias que no podemos prever. La diferencia entre la paz de un mar tranquilo como un espejo y el infierno depende del humor de los elementos. Ahora ese sentimiento de temor y respeto se incrementaba en la oscuridad.
Un casi inaudible ronronear del agua contra el casco, parecía decirnos ¡aquí estoy! El mar en su bravura descansaba por ahora.
Nos ordenó apagar la luz de los dos palos. Solo una blanca en la popa, como un  mínimo ojo, nos mostraban a solo unos pocos metros.
Cuatro horas más tarde escuchamos un sonido que iba creciendo, era el movimiento de los remos en el agua. Finalmente el Capitán y el extraño marinero subieron a bordo. Portaban una lata negra. Ante nuestro asombro le preguntamos que contenía. Con un dejo de furor contenido en su voz nos dijo -¡Aceite para el Motor!
Nos miramos con nuestro amigo. La respuesta era inaudita. La goleta no necesitaba navegar a motor, para eso están las velas. Nadie en su sano juicio abandonaría a una tripulación, en una peligrosa zona de navegación, a oscuras para buscar aceite. Cualquier Capitán revisa toda su embarcación antes de zarpar y el motor es una parte de ello.
Llegamos a Mar del Plata en nuestro tercer día de navegación, bien entrada la noche. En esa época el Puerto Náutico Deportivo no existía como ahora (hoy lo comparten cuatro Clubes Náuticos). La noche había avanzado. El volver hasta nuestras casas sería complicado. Decidimos quedarnos a bordo y bien temprano en la mañana dejaríamos la goleta.
Al amanecer bajamos del barco muy contentos con la aventura y todo lo aprendido. Si bien el Capitán no dejaba de ser un hombre peculiar, nos enseñó unos cuantos secretos de marinería.
Pasaron muchos años. En una cena como ésta se me acercó un hombre y luego de observarme un rato me dijo -Usted es el Ingeniero... Estuvo trabajando en puertos en tal y cual ciudad en el extranjero. Le pregunté cómo conocía una buena parte de mi vida y continuó -Usted y su amigo el Señor…, navegaron en una goleta desde Buenos Aires a Mar del Plata.
-¡Así es!, pero cómo?
-Corría el año 1945 ¿Lo recuerda? Cuando ustedes desembarcaron a su lado estaba amarrado un submarino
 -¡Es cierto!
-Bien, ese submarino era el U 530, uno de los dos que se entregaron luego de terminar la guerra.
-¿Y nosotros que teníamos que ver?
-Sospechamos que podrían haber colaborado con esa nave, que estuvo navegando muy cerca de la goleta, o haber bajado personal.
-¡Nosotros no hicimos nada!
-No se altere, ya pasó tanto tiempo, después de todo solo eran deportistas. Un gusto Ingeniero buenas noches ¡cómo ha pasado el tiempo!

El Ingeniero había terminado su relato y su cena, se levantó, me miró, saludó y se dirigió hacia la puerta. Tomó el picaporte y se dio vuelta. Una sonrisa brilló por primera vez Dijo -¿Le gustó la historia? Antes de retirase por última vez me preguntó -¿Qué habría en la lata? Yo estaba anonadado, le dije que escribiría la narración. Me pidió que no lo nombrara.
La publique en la Web y fue al mundo. A los pocos días recibí un E-mail desde Italia. Una tal Sara Levy un poco ofuscada se presentaba y me exigía toda la documentación que podría yo tener sobre la supuesta llegada de jerarcas alemanes a la Argentina. Ésta mujer (conocida escritora israelí) me explicó que colaboraba con una rama de los servicios que buscan a los criminales nazis en el mundo. Junto a su carta recibí el link a dos libros en línea que hablaban sobre el tema. Hasta ese momento desconocía la frondosa existencia de literatura al respecto. Así conocí las diversas investigaciones que se llevaron a cabo en el país.El Secreto mejor guardado.
Saquen ustedes sus propias conclusiones.





contador de visitas