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jueves, 4 de junio de 2015

La Primera "Guerra Submarina"





Allá por 1499 los turcos habían sitiado a Venecia, Leonardo trabajó como arquitecto e ingeniero militar para los venecianos que querían construir protecciones en su ciudad. Por este motivo, elaboró sistemas para defender la ciudad de un posible ataque naval de los turcos y, entre sus propuestas, destaca la invención de un tipo de escafandra submarina con un casco rudimentario. Los turcos no atacaron y el invento nunca fue utilizado.

Inventa unos caparazones para nadar, destinados a permitir el ataque “bajo el agua”, una especie de “submarinos individuales”, con cierre hermético, un tubo de cuero que se obtura mediante una tapa, chalecos de salvamento y petos blindados a base de malla de hierro para afrontar la lucha cuerpo a cuerpo bajo el agua, daga en mano. A lo largo de esas semanas, Leonardo despliega una actividad inventora fabril, pero no olvida extremar las medidas de prudencia: “No enseñes esto a nadie, y toda gloria será para ti. Contrata única y exclusivamente a un modesto ayudante y haz que cosan este chaleco en tu propia casa”. No es de extrañar que la mayoría de los inventos no pasasen del papel. No obstante, Leonardo hilvana una idea tras otra. Por ejemplo: calcula el tiempo necesario para aniquilar la flota turca y a renglón seguido, en sus notas, plantea un ultimátum “Si no os rendís dentro de cuatro horas, os enviaremos al fondo del mar”. Y luego exclama, regocijado: “¡Devastaré el puerto!” Y calcula que debe tocarle la mitad del botín.



Allá por 1499 los turcos habían sitiado a Venecia, Leonardo trabajó como arquitecto e ingeniero militar para los venecianos que querían construir protecciones en su ciudad. Por este motivo, elaboró sistemas para defender la ciudad de un posible ataque naval de los turcos y, entre sus propuestas, destaca la invención de un tipo de escafandra submarina con un casco rudimentario. Los turcos no atacaron y el invento nunca fue utilizado.Inventa unos caparazones para nadar, destinados a permitir el ataque “bajo el agua”, una especie de “submarinos individuales”, con cierre hermético, un tubo de cuero que se obtura mediante una tapa, chalecos de salvamento y petos blindados a base de malla de hierro para afrontar la lucha cuerpo a cuerpo bajo el agua, daga en mano. A lo largo de esas semanas, Leonardo despliega una actividad inventora fabril, pero no olvida extremar las medidas de prudencia: “No enseñes esto a nadie, y toda gloria será para ti. Contrata única y exclusivamente a un modesto ayudante y haz que cosan este chaleco en tu propia casa”. No es de extrañar que la mayoría de los inventos no pasasen del papel. No obstante, Leonardo hilvana una idea tras otra. Por ejemplo: calcula el tiempo necesario para aniquilar la flota turca y a renglón seguido, en sus notas, plantea un ultimátum “Si no os rendís dentro de cuatro horas, os enviaremos al fondo del mar”. Y luego exclama, regocijado: “¡Devastaré el puerto!




No hay nada nuevo bajo el sol, o mejor dicho....los desarrollos tecnológicos son muchas veces mejoras que otros soñaron antes. Y esto convencido que los Norteamericanos desarrollaron muchos de sus inventos de guerra gracias al enorme potencial humano que los alemanes les prestaron despues de la guerra. 

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