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¿Nazis en la Antártida?


Entre  17 de diciembre de 1938 y el 12 de abril de 1939, unos meses antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial.  Esta expedición visitó la parte occidental del territorio que actualmente se conoce como la Tierra de la Reina Maud


 La expedición surgió de la preocupación del gobierno alemán por el futuro de la industria ballenera nacional.  En esa época, la caza de ballenas era una actividad importante que suministraba aceite, lubricantes, glicerina (para producir la nitroglicerina usada en explosivos),  El gobierno alemán lamentó no tener derechos sobre el Atlántico Sur, en donde Gran Bretaña imponía su derecho de cobrar derechos altos por las concesiones balleneras e imponía restricciones sobre esta actividad. Por lo tanto, se planificó una expedición secreta para reclamar un área de la Antártida para Alemania y buscar allí un lugar adecuado para una base de la flota ballenera alemana. . Por lo tanto, se planificó una expedición secreta para reclamar un área de la Antártida para Alemania y buscar allí un lugar adecuado para una base de la flota ballenera.  La expedición fue autorizada por Herman Goering como parte del plan alemán de desarrollo económico de cuatro años.  Pero también tenía algunos objetivos militares secretos. Goering deseaba saber más sobre cualquier oportunidad estratégica que pudiera ofrecer el Atlántico, y también aprender sobre el funcionamiento de los aviones a bajas temperaturas, conocimiento que demostraría ser útil durante la invasión alemana a la Unión Soviética.


 Se planeó una serie de expediciones. La primera, en el período 1938–1939, iba a trazar mapas de la región por aire con fines de descubrimiento y exploración antes de presentar reclamos territoriales o decidir en dónde ubicar una base ballenera.  La expedición logró, en gran parte gracias al buen tiempo, sobrevolar el territorio entre los 5° O y los  15° E y pudo utilizar fotografía aérea oblicua para trazar mapas de un área de unos 250 000 km2 entre los 11° O y los 20° E aproximadamente, zona a la que denominaron NeuSchwabenland. En esta área descubrieron una nueva cadena montañosa de más 800 km de extensión y 3000 m de altura a unos 200 km de la costa.




Teniendo en cuenta que, a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, Argentina y Chile mantenían buenas relaciones con Alemania, Gran Bretaña decidió, durante la guerra, que necesitaba demostrar ocupación como una de las vías para refutar estos reclamos coincidentes.   Los británicos eligieron hacer esto estableciendo bases con una dotación permanente que pudiera ser aprovechada para obtener información sobre la actividad naviera, para negar el uso de puertos a los barcos alemanes y para brindar apoyo a los equipos de investigación que desempeñaban tareas de descubrimiento geográfico e investigación científica. Con el fin de impedir que los enemigos potenciales usaran las islas como bases, se envió en principio al HMS Queen of Bermuda a Isla Decepción, en la costa oeste de la Península Antártica, en marzo de 1941 para destruir las reservas de carbón y perforar los tanques de combustible. Argentina había colocado marcas de soberanía en Isla Decepción. Pero éstas fueron destruidas en enero de 1943 por el HMS Carnarvon Castle, que izó allí la bandera del Reino Unido.




 En 1943, Gran Bretaña comenzó a planificar la ocupación del territorio. La Armada Real montó un ejercicio militar secreto, bajo el nombre clave Operación Tabarín, para establecer bases en la península y en las islas situadas al oeste.
Se ha negado que los ingleses hubiesen intentado siquiera acercarse a las supuestas bases alemanes, e incluso, que éstas hubiesen existido.
Se publicó una versión distinta de estos hechos en una trilogía titulada Britain’s secret war in Antarctica (La guerra secreta británica en la Antártida). Robert asevera que no sólo realmente hubo una base alemana secreta en la Tierra de la Reina Maud durante la Segunda Guerra Mundial, sino que además los británicos la espiaron desde su propia base secreta en la Tierra de la Reina Maud. Este autor afirma que los SAS del Ejército Británico atacaron e intentaron destruir la base alemana cerca de la Navidad de 1945. 



Según Robert (2005c), ese intento fue infructuoso, como también lo fueron los posteriores intentos de la estadounidense Operación Highjump, y la base alemana finalmente fue destruida mediante la explosión secreta de tres bombas atómicas que se lanzaron sobre ésta en 1958 como parte de las actividades del Año Geofísico Internacional. Robert (2005c) afirma que la verdad sobre la base alemana y los ataques que Gran Bretaña y los Estados Unidos lanzaron sobre ella fue ocultada deliberadamente por los gobiernos de los dos países. El autor describe a este supuesto ocultamiento como “Una farsa de la historia”.


 Algunos afirman que si fueran verdaderas, las teorías, serían fascinantes para la historia y la ciencia, son negacionistas. Pero no niegan que  los alemanes realmente intentaron construir una base en la Tierra de la Reina Maud. Además, sí que hubo bases británicas secretas en la Antártida durante la Segunda Guerra Mundial. La Operación Highjump sí que fue principalmente un ejercicio militar cuyos resultados inicialmente se clasificaron y ocultaron a los ojos de la opinión pública. Sí que se produjeron tres explosiones nucleares secretas dentro de la región general en 1958. ¿Pero se pueden entretejer estos hechos para armar un cuento global con un hilo conductor, como Robert, Stevens, Farrell, Friedrich, Mattern y Choron pretenden hacernos creer?   ¿O son simplemente fragmentos sin fundamento de la leyenda de la mitología nazi sobre la supervivencia de Hitler como sugiere Goodrick-Clarke (2002) Veremos.


Para leer gratuitamente en línea: Charlas con Adolfo 1958

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