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Cinco meses antes de morir


 -Le digo algo en gran parte la culpa es suya. Sí ya sé que no tengo derecho a haberlo secuestrado y a a tenerlo atado a esa silla ¡Ah, no, un momentito! Que usted sea el vicepresidente de la Nación no le da más derecho que a cualquier otro ciudadano a ser respetado. Está bien, le acepto que soy un delincuente. Pero que le quede claro que no fue mi intención. Entiendo que hace dos días que lo tengo encerrado si ninguna explicación. A fin de ser sincero le digo que a los dos nos queda muy poco tiempo. ¿Por qué? Sencillo: nos van a matar. ¡No se ponga así! Lo último que falta es que llore, sea hombre y afronte la realidad. Mire voy a contarle cómo llegamos a esta situación. Todo comenzó hace justamente hoy cinco meses. Yo soy bancario, mejor dicho, fui bancario. Y hoy es el último día de mi vida. Y el suyo también. No, no estoy loco. Del Banco me mandan (como todos los años) a la Clínica del Sol. Chequeo general. Yo siempre he sido un hombre sano. Nunca fumé, nada de alcohol. En fin, vida sana.  Mi padre murió a los noventa años y mi vieja es casi centenaria. Soltero, sin problemas económicos severos. Un crédito cada tanto. Mi autito. Vacaciones en la costa. Nada de viajes caros. Todo tranquilo. He sido un hombre sin sobresaltos. Metódico, ordenado. Aunque debo ser sincero, desde que asumió el presidente, este país se ha convertido en un caos de ladrones. Sí, de chorros y con todo respeto Señor vicepresidente usted es el ejemplo más extremo. Han robado a lo loco. Ver tanta mala noticia me ha cansado un poco, aunque no tanto para enfermarme. Reconózcame que ustedes son chorros e impunes. ¡Dígame la verdad! Aquí nadie lo escucha y no vamos a sobrevivir ¿Así que importa? Me estoy yendo por las ramas, discúlpeme. Le decía que me tocó el análisis médico anual. Fue un lunes, me acuerdo bien el día. Había disfrutado de un excelente fin de semana. Buen clima para estar en septiembre. Lo tengo bien presente por que comenzamos a salir con una señorita. Quince años menos que yo, imagínese. ¡Deje de gritar! Nadie va oírlo y quiero que entienda porque está aquí. ¡Tenga paciencia!  Dos días después de aquellos análisis me llaman de la Clínica. Yo justo estaba entregándole a un señor esos bonos que ustedes sacaron… ¿cómo se llaman? Bueno, no me acuerdo. Lo que es cierto es que otra vez estafaron a un montón de gente. ¡Ustedes sí que son de terror! Pero dígame amasaron fortunas robándole al Estado. ¿Paraqué quieren más de lo que van a gastar en toda su vida? En fin, sigo. Me citan para hacerme un nuevo análisis. Voy y me lo hago. Al día siguiente me cita el oncólogo. Piense en el cagazo que uno tiene. ¡Cáncer! Yo un tipo sano. Llegué al Banco destrozado. El médico fue tajante: -está muy avanzado- Dijo. Le pregunté cuanto tiempo. No quería largar prenda. Le dije que se dejara de joder. Bajó la cabeza y dijo -Con suerte cinco o seis meses, eso sí, si combinamos rayos y quimioterapia es posible una mayor sobrevida. Lo mande al carajo, puede imaginarse. Mes más menos da lo mismo. Ni loco iba a someterme a las drogas. Se lo que significa ese suplicio. ¿Usted qué haría en semejante circunstancia? ¿Se imagina justamente usted, uno de los corruptos mayores del país condenado a muerte? Hasta los ateos creerían en Dios. ¡Eso sí que sería justicia! Vamos hombre no ponga esa cara. Sabe que es verdad. Mire a mí puede hablarme claro. De aquí no salgo con vida. ¿Le puedo hacer una pregunta? Ustedes nuestros gobernantes con todas las trapisondas que han hecho ¿se pueden mirar al espejo? ¿Cómo les da la cara para hablar del país, de los pobres? Otra vez me fui por las ramas. Es que esta es una oportunidad única. Tener secuestrado al vicepresidente de la República no pasa todos los días. Sigo con la historia: Una vez que tuve en mis manos los análisis mi sentencia de muerte estaba decidida. Nada que hacer. Usted sabe cómo son estas cosas, la gente pierde el tiempo de especialista en especialista esperando un milagro. Yo estuve totalmente seguro que pronto mi vida llegaría su fin. ¿Qué podría hacer? Decidí vivir en poco tiempo lo que no había hecho en una vida. Para eso necesitaba dinero. Usted sabe bien a que me refiero, aunque voy a serle sincero jamás cometería los delitos que ustedes hacen. Roban y eso afecta a cientos de miles. Pobres personas que luego carecerán de un medicamento, un plato de comida o una cama caliente. Sí viejo, no mire para otro lado.

Requería capital, cinco meses es poco tiempo. Antes que los primeros síntomas me incapacitaran debía vivir rápido. Contaba con algunos ahorros, claro que no eran suficientes. Tengo un lindo piso en Palermo. Saqué una hipoteca, pedí un par de créditos grandes y usé las dos tarjetas de crédito. ¡Listo! Ya contaba con el dinero. Acto seguido hice una lista de prioridades. a) Viajes b) Renovar el guardarropa para dar una buena impresión d) Dinero en efectivo y a pasarla bien. Fíjese cuantas cosas carecen de sentido cuando uno sabe que va a morirse: el futuro ya no es una posibilidad. Cambiar el auto ¿para qué? Ni hablemos de cambiar el departamento. Eso sí en el tema de las mujeres no fue tan sencillo decidir. ¿Me permite otra pregunta, así no lo aburro? ¿Es verdad que usted y el señor presidente…? Usted me entiende. Digo lo que la calle se pregunta. Sí sé que usted está en pareja. ¿Y eso que tiene que ver? ¿Quién le dice que no? ¿Nada? En fin, usted sí que es un tipo piola. Volvamos a lo que le estaba contando. ¿Qué le ajustan las esposas? Aguante hombre, no es para tanto. ¿Sabe dónde las conseguí? En un bazar de rezagos del ejército. Ya ve hasta eso les han hecho vender a los pobres tipos. Si tuviésemos una guerra primero nos rendimos y después vemos. ¡Usted me saca de la historia! Estábamos con el tema de las mujeres. Cualquiera en mi circunstancia pensaría en pagar y obtener algo bien vistoso. Yo no. ¿Para qué? Le cuento un secreto tengo tres novias. ¡Sí tres! ¿Y qué? Hago feliz a varias personas ¿Está mal eso? Lo único que falta es que se espante ¡Usted justamente! ¡El rey de la corrupción! ¡Ahora me va a decir que es católico practicante ¡Váyase al carajo! ¡Se lo digo con todo respeto, por favor! Sí, tres novias. Primero nadie debería saber de mi enfermedad y menos ellas. Inventé un viaje de trabajo. El Banco me mandaría a un curso de perfeccionamiento. Ya estaba la excusa. Debía elegir a una de las tres, aunque en un momento imaginé decir la verdad y proponérselo a todas. No pude. Lo más probable es que me mataran antes que el cáncer. Seleccioné cuidadosamente. Es más, en unas hojas escribí los pros y las contras de cada una. Hablé con la chica y preparamos el viaje. Voy a contarle algo: yo sabía que la estaba engañando. En algún momento comenzarían los dolores y debería decirle la verdad. Lo que ocasionaría un gran dolor en ella y ni que decir en las demás. Los primeros días me despertaba en las noches. Soñaba con mi entierro. Estaban las tres. Furiosas, claro. Mientras el cura imaginaba que yo había sido una gran persona el resto de los presentes no paraban de reírse. A decir verdad, me hubiese gustado un final cómico. Pero ambos vamos a tener otro y supongo que no vamos a reírnos. ¿Tiene miedo no? No es para menos. ¡Deje de mirar este revolver! Nunca tuve armas, es más no me gustan. Éste me lo regaló la viuda de una migo. Es un 38 corto. Es más viejo que la humedad. Nunca lo probé ¿Dónde iba a tirar? Mire ¿Ve? Se tira hacia fuera este fierrito y el tambor cae a un lado. Acá tiene una bala, todas están iguales, son antiguas. Ahora que entramos en confianza le voy a decir cómo sigue esto. Cuando termine de contarle mi historia llamaré a la policía y vendrán aquí. Todos, un fiscal, el juez, el ministro de seguridad, la prensa. Comenzará el show. Piense el tiempo que van a hablar de nosotros dos. Decenas de programas, horas y horas, psicólogos, sociólogos, abogados, chantas de todo tipo. ¡Me causa gracia! En este país y con la justicia como esta, seguramente yo que debería ser el delincuente y usted la víctima, ¡capaz que se invierten los papeles! Único Estado del mundo donde mágicamente el victimario se transforma en víctima. ¡Y ustedes hablan de derechos humanos! Le contaba: una vez elegida mi acompañante debíamos seleccionar un par de destinos. Pero fueron muchos más. Le dije que contábamos con cinco meses. No sospechó nada. Una tarde ella vino a casa. Estaba tan contenta. Brillaban sus ojos. Nunca había salido del país. Hablaba y hablaba. Muchos nombres se dijeron ese día. París, Roma, lo de siempre. Entonces tuve la idea, tomé un globo terráqueo y un dado. El que sacara el número más alto colocaría su dedo en un lugar. La tierra giró y ella puso su dedo fino en una tierra desconocida. No va imaginar donde iríamos. Isla Diomedes. Eso sí que es lejos. Una pequeña tierra helada entre Alaska y Rusia. Allí fuimos. Luego cruzamos a Rusia y logramos atravesar inmensos territorios hasta que tomamos el tren transiberiano. Así que no conoceríamos las capitales europeas. Pasamos muchas aventuras, más de las que usted pueda imaginarse. Conocimos gentes extrañas y fabulosos lugares. Hoy podemos decir ¡qué grande es el mundo! Un día regresamos. Otra vez tener que soportarlos a ustedes, al engaño, a la eterna estupidez y avaricia de algunos que hacen de esta Argentina un lugar miserable, cuando tenemos todo para ser felices. Yo sufría por ella y también por las otras. No por mí. Yo me iría y todo terminaría, pero ellas quedarías aquí y solas. A la semana de estar de vuelta volví a ver al médico. ¿Quiere tomar algo? Yo tengo hambre. Paramos un rato y sigo. Voy a preparar un té y algo de comer. A pesar de las esposas podrá comer. Panza llena corazón contento. Sigamos

Como le decía regrese al médico. Yo no le había avisado de mi viaje. Se sorprendió al verme. Hasta ese momento yo no tomaba consciencia de lo bien que me sentía. Es más, esa terrible palabra cáncer, se borró de mi mente. Regresé siendo otra persona. Más plena, más feliz, más llena y mi novia también. Aprendimos amarnos como nunca. El médico había preguntado por mí. Y allí estaba dos meses después en perfecto estado. Se acercaba el final. Se terminaba para mí la felicidad y entraría en el infierno. Un nuevo análisis determinó que estoy en perfectas condiciones físicas. Un error en el diagnóstico. Pensé en hacerles juicio. Los médicos se cubrieron. Hablaron de recuperación extraordinaria y hasta de milagro. ¡Minga! Los turros se equivocaron. Una hipoteca encima, deudas imposibles de pagar y como si eso no alcanzara mis otras dos novias se enteraron y armaron un escándalo que ni le cuento. Del Banco me echaron. Y aquí estamos.  Tendría tantas preguntas para hacerle. Usted está involucrado en tantos escándalos y denuncias penales. Quiero que entienda que diga lo que diga solo usted y yo lo sabremos. ¿Por qué no libera su consciencia? No para de llorar. Cuénteme y libérese, aunque sea una vez. El tema de los billetes del Banco Central ¿Fue cierto? ¿Es verdad que usted y sus amigos robaron a manos llenas? ¡Dele! ¿Quién nos escucha? ¿Sí? ¿Y el tema de las propiedades, también arreglaron las licitaciones? ¿Sí? ¿Y el tema de las armas? ¿También? Decía yo que el periodismo está en lo cierto. ¿Ve? ¿No se siente más liberado? ¡Deje de llorar hombre, por favor!

¿Si lo voy a dejar libre? No puedo. ¿Por qué lo traje aquí? Voy a contarle, es la última parte de la historia. Una vez que me desahuciaron, que comprendí que no moriría en los próximos meses, tuve que rehacer mi vida. ¡Tengo que morir! ¿Qué porque no me suicido? No voy a matarme. Dio en el clavo. Pensé si secuestro a alguien, viene la policía y tiro un par de balazos, seguro que me matan y listo. ¿Sabe que me pasa? Viví en dos años muchos más que en treinta. Usted no puede imaginarse lo que es pasar todos esos años frente a la ventanilla de un Banco. Es agotador y tedioso, pero además trabaja para un sistema cuyo único objetivo es sacarles el dinero a los demás. Es usura. Usted señor vicepresidente ¿sabe cómo empezaron los Bancos? En Florencia. Bancos, avaros, prestamistas, usura, son sinónimos. Lo peor de la condición humana. Mercantilismo puro. ¡Déjese de joder! ¿Desde cuándo sirven para desarrollar una sociedad? ¿Qué producen? Nada.

Como le decía en un abrir y cerrar de ojos de la muerte se pase a la vida y de ella al infierno. Así que preparé un plan. Debo hacerme matar. ¿Si no quiero vivir? ¡Ya lo he hecho! Disfruté tanto en cinco años que usted no podría entenderlo. Dejé la ventanilla de ese maldito Banco y la cambié por vivencias únicas y extraordinarias. De la mano de una fantástica mujer Recibí y di cariño como jamás imaginé. Llegamos a pueblos perdidos en las estepas heladas o ardientes. Vimos ojos rasgados asombrados por nuestra presencia. No entendimos sus lenguas, pero sí sus miradas. Dormimos en sus tiendas, bebimos su alegría y le contagiamos la nuestra. Seguimos a los osos blancos, a los alces y a los lobos. Descubrimos un mundo hostil pero pleno. Salvaje pero puro. De aldea en aldea, de pueblo en pueblo, llegamos hasta las grandes ciudades. Vimos niños y mujeres cargando vidas jamás soñadas. Miles de kilómetros en trenes. Otra vez encontramos naturaleza virgen y solitaria. Montañas blancas, bosques como mares y lagos aún no tocados por la marea humana. Al otro lado de la tierra seguimos, muchos kilómetros, a una familia nómade con sus camellos. Vimos las selvas y el sonido estremecedor de las topadoras exterminado la vida. Y al final del camino, cuando la tierra se terminó, abordamos un viejo Saipán, de una familia de Surinam. Aprendimos del mar lo efímero de nuestra presencia. La vastedad de los elementos y la fuerza brutal de las tormentas. Vimos soles rojos, cielos blancos de estrellas. También a la niebla incansable de las costas húmedas. Trepamos precariamente sobre olas inmensas y llegamos a playas blancas con aguas mansas y azules. Ver es una palabra, comprender es otra. ¿Qué más puedo pedirle a la vida? Logré salirme del sistema, ser yo, ser uno, ser libre y dejar de mirar lo que me mostraba una sociedad enferma y pobre espiritualmente. Pero no voy a pagar lo que no puedo. No es mi culpa y aunque lo fuese no he querido perjudicar a nadie. ¿Si voy a matarlo? Voy a serle sincero usted se lo merece. Usted y muchos de su gobierno corrupto. Pero yo no soy juez y menos verdugo. ¡Y deje de llorar carajo! Me pone mal, sea un poco hombre. Dicen que cuando el soldadito se paró con su fusil frente al Che Guevara, este lo miró y le dijo-Usted ha venido a matarme apunte bien-

No, no voy a matarlo con suerte lo hará su policía. Mi idea fue secuestrar a alguien, hacer venir a la policía, tirar un par de tiros y que me mataran y listo. Pero las cosas se han complicado. Nunca quise matar a nadie, ni lastimarlo. Solo quería que fuese un medio para irme tranquilamente de esta vida. Pero claro aquella tarde a usted se le dio por caminar solo por Recoleta ¡sin custodia! Imagínese si alguien lo veía. Ustedes los corruptos no pueden deambular a sus anchas. Y yo anda por allí con este trasto de revolver. Lo reconocí en seguida y lo traje a mi departamento. ¡Casi nada secuestrar al vicepresidente de la Nación! En un principio no tomé en cuenta la verdadera naturaleza de la situación. Pero ayer viendo las noticias y las encuestas entendí que a usted lo quieren bien muerto ¿Y sabe por qué? Si sale libre de ésta sus jueces lo cubrirán y tal vez se convierta en un héroe. Es una buena oportunidad para sacarlo del medio ¡Otra vez llora! ¡Basta viejo!

En un rato voy a hacer una llamada. Acudirán decena de patrulleros. El Juez de turno, el fiscal, el Gobernador y quien sabe cuántos más. Se armará el circo. Los noticieros tendrán pantalla para semanas. Me parece que lo voy a ser famoso. ¿Qué ya lo es? Usted es un chorro y una porquería, déjese de joder y no se mienta más. Además ¿no me ha dicho que cada hecho de corrupción en que se lo menciona es cierto? ¿Ve? Usted mismo lo está diciendo. Una cosa más ¿Yo lo obligué a que confiese lo que dijo? ¿No? Muy bien. Voy a contarle una última cosa. Mire allí arriba ¿Ve esa camarita? Todo fue grabado, cada palabra que dijo y cada lágrima que derramó. Le cuento la idea. Mire mi mano. Ahogo click en esta computadora y listo. Toda esta grabación ya está en dos Redes Sociales. Se van a hacer un picnic con sus declaraciones. Además, a confesión de partes relevo de pruebas. En el caso que salga vivo de esta me gustaría ver cómo van a hacer sus jueces para no mandarlo al cadalso. ¡La justicia triunfa! ¡Deje de temblar!

Le pido que no se asuste voy a probar este revolver de porquería. Lo meto dentro de esta almohada. A ver si tira. ¡No anda! Estas balas son viejísimas. Bueno con suerte podré mostrarla y en una de esas algunas francotiradoras nos acierta a usted y a mi algún tiro.

Ya vengo. Hice el llamado, en unos minutos la caballería estará acá. Le dije al que me atendió ¡tengo al vicepresidente! ¡Vengan porque no para de llorar! ¡No podía creerlo! ¡Oiga se está orinando! ¡Un hijo de Puerto Madero semejante cagón!

Ya se escuchan las sirenas, empieza el circo...

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