El U530 El Acta de Rendición y la gran recepción en
Argentina / Documentación clasificada
“En Mar del Plata a los diez días del mes de
julio del año1945, por la presente y ante el comandante de la División de
Submarinos de la Armada Argentina, Capitán de Fragata Julio C. Mallea, el
comandante del submarino alemán U 530, Teniente de Fragata Otto Wermuth, rinde
incondicionalmente el buque a su mando y lo correspondiente tripulación cuya
lista se agrega al acta. El Teniente de Fragata Wermuth declara que el submarino
U 530 del que ha desembarcado toda su tripulación, se encuentra en condiciones
de seguridad, que a su bordo el único explosivo existente es el de una cabeza
de torpedo sin percutor y que no hay ningún elemento o dispositivo previsto
para hundir el buque o dañarlo total o parcialmente. Este acto, con la lista del
personal agregada, es redactado en castellano y alemán, labrándose cuatro
copias en cada idioma. El texto en castellano es el único auténtico.
Firman la presente acta el comandante alemán
y el comandante argentino actuantes.”
Traducción de una carta del año 1947escrita
desde un campo de prisioneros de guerra en Bélgica por uno de los tripulantes
del U 530 dirigida a un familiar en Alemania.
"El 10.7.1945 arribamos a la Argentina. En la
madrugada llegamos al puerto de Mar del Plata. Todas las armas, torpedos,
maquinarias y aparatos importantes fueron destruidos y arrojados al agua. Los
motores Diesel del sumergible fueron hechos funcionar sin agua y sin aceite a
fin dejarlos inservibles. Amarramos dentro de la Base Naval Argentina. El
capitán fue llevado al despacho del comandante. Fuimos abordados por
aproximadamente 30 marinos argentinos. Nos recibieron calurosamente, nos
abrazaron y nos regalaron cigarrillos. Antes de bajar de la nave dimos un
triple "hurra" a nuestro submarino. Luego nos trasladaron al
acorazado Belgrano. De inmediato nos dieron una excelente comida, con abundante
fruta tropical. Luego nos trasladaron a unas barracas. Nos sentimos muy bien,
teníamos buena comida y hasta de vez en
cuando la banda de música tocaba para nosotros en el comedor.
Tomaron nuestros datos personales y entre otras visitas,
recibimos la de funcionarios de las embajadas británica y estadounidense y
también de altos oficiales argentinos. El tratamiento en la Base fue muy bueno.
Pusieron a nuestra disposición todos los implementas deportivos. Después de dos
semanas de cuidados nos trasladaron a Buenos Aires y de allí a una isla (Martín
García). En ella permanecimos ocho días. Los argentinos querían que nos
quedáramos, pero ante las presiones de los yanquis, tuvieron que deportarnos.
Nos trasladaron al hotel de Inmigrantes en Buenos Aires. Los oficiales
encargados de nuestra vigilancia hacían compras para nosotros. Por la noche
bebíamos abundantemente y la comida era buena, con toda clase de exquisiteces.
Tuvimos que firmar cualquier cantidad de autógrafos e intercambiamos infinidad
de recuerdos. Teníamos que cantar continuamente, total había bastante aceite
para nuestras gargantas. Antes de trasladarnos al aeropuerto nos sirvieron un
suculento desayuno. Al arribar a la base aérea otra vez un “sacrificio”: otra
comida. Nos sacaron innumerables fotos acompañados por la oficialidad
argentina. Uno de los pilotos tenía dolores de cabeza, así que una parte de la
tripulación quedó un día más en la Base Aérea (donde nos habían trasladado) Por
la noche nos llevaron al cine. Nos dieron los lugares de honor en compañía de
los oficiales argentinos. Luego otra vez a comer, a beber y a cantar. Lástima
grande que tuvimos que abandonar ese hermoso país. Hubo una gran despedida. El
Comodoro de la Base dijo en su discurso de despedido que no nos consideraban
prisioneros de guerra, sino simplemente camaradas alemanes. Luego se despidió
uno por uno de nosotros, estrechándonos la mano. Mientras tanto la banda de
música tocaba: "Viejos camaradas".
Apenas tenga la posibilidad pienso volver a la Argentina.
Tengo muchísimas direcciones e invitaciones.
El traslado en avión a los Estados Unidos tardó cuatro
días, entre trámites y esperas. La estancia allí fue buena, tanto el
alojamiento, como la comida y el trabajo.
En barco nos trasladaron a Bélgica y desde el puerto
tuvimos que marchar con nuestras mochilas al hombro infinidad de kilómetros
hasta el campo de prisioneros.
El tratamiento por parte de los belgas fue pésimo. Nos trasladaron al campo número
2218. Tres días después nos llevaron al campo número 22. Antes de llegar otros
prisioneros de guerra nos gritaban que les tiráramos los cigarrillos y otras
pertenencias, ya que nos iban a quitar todo. Realmente nos sacaron todo:
relojes, ropa, cigarrillos, jabón, en fin todas nuestras pertenencias. Tuvimos
que dormir en carpas en el suelo con una manta, pese al frío reinante. No se
nos permitía hacer fuego. La comida era una basura. Te puedes imaginar que los ingleses y belgas los tengo
en el estómago peor que si hubiera comido 10 kilos de jabón de fregar. Después
de once semanas de este miserable tratamiento en Bélgica sigo aquí. Soy el
único que quedó. Al resto de mis compañeros del submarino los trasladaron a
Inglaterra".
Ver Notas:
estimado amigo muy buena nota...... tiene el original de esa carta ¿¿¿ 2) La foto donde se ve oficiales alemanes de u boot, de que u boat corresponden....?? tiene los nombres ) ??? tiene la foto original...?? saludos felicitaciones por el blog. atte enrique amarante ( playas de necocheas) email ferminamarantee@gmail.com
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